DIÓCESIS DE CARTAGO COLOMBIA GOBIERNO ECLESIÁSTICO NIT 891.900354-7 A PROPÓSITO DE LAS ELECCIONES – 2023
El próximo 29 de octubre, a poco menos de un mes y medio, nuestro país vivirá una jornada más de elecciones, en este caso de elecciones regionales: gobernadores, alcaldes, asambleas departamentales y concejos municipales. Este acontecimiento amerita una seria y profunda reflexión sobre el compromiso político del cristiano, lo mismo de quienes presentan su nombre y sus propuestas de gobierno, para ser escrutados por los electores. Poniendo de manifiesto la situación compleja que vive nuestro país con el incremento de la violencia, de la inseguridad, con el accionar de los grupos al margen de la ley, la dolorosa realidad del consumo de estupefacientes, y el microtráfico, a lo que se suma la indiferencia de muchos, se hace necesario el rescate y vivencia de los principios y de los valores que a lo largo de la historia de nuestro país y de nuestras regiones, han marcado la vida de las comunidades. Este mensaje va dirigido en primer lugar a todos los católicos de nuestra Diócesis de Cartago, extendida a lo largo de los 16 municipios del Norte del Valle del Cauca, que en su profunda riqueza humana, sus valores y sus principios, siente la necesidad de una palabra de esperanza ante el presente que nos cuestiona y el futuro que nos reta. El ejercicio de la política, entendida en el mejor sentido de la expresión como el gobierno y la organización de la sociedad humana, es un imperativo para todo bautizado, llamado a la construcción del bien común, fin último de toda actividad política y de gobierno. Por lo anterior, invitamos a todos nuestros fieles en edad de sufragar para que ejerzan, con verdadero sentido patriótico, el derecho al voto: que sea honesto, limpio, transparente, alejado de toda coacción física o psicológica. El ejercicio del voto nos da también el derecho a la opinión y calificación de los actos futuros de gobierno. Debemos saber distinguir las buenas, honestas y sinceras campañas políticas, de aquellas cargadas de demagogia, de polarización y populismo, que a lo único que llevan es a acrecentar divisiones, y al desencanto, que desembocan luego en una posterior indiferencia, tal como se puede constatar en el fenómeno de la abstención. Debemos saber leer la vida y los hechos de los candidatos, y su firme compromiso con sus comunidades. Este mensaje va dirigido también a todos los candidatos, sea a las alcaldías, como a los concejos, lo mismo que a la gobernación y a la asamblea departamental. En sus campañas debe aparece con claridad que el bien común es el objetivo principal y más importante, y que todo lo que se salga de ahí, no conduce a mejorar la vida de nuestras comunidades, cansadas ya de promesas fallidas. Por eso es necesario que los candidatos tengan cuidado de no defraudar las esperanzas de los votantes, porque en no pocas ocasiones, y período tras período, decepcionan a sus propios electores y a los demás ciudadanos. En nuestro caso concreto, de la Diócesis de Cartago, Norte del Valle del Cauca. Nuestra historia ha estado marcada por grandes altibajos y por duras realidades, que han puesto un inri a todos los ciudadanos de esta comarca, pero que también está compuesta de grandes y meritorias realizaciones en muchos campos. Es necesario aprender del pasado para proyectar el futuro, que se presenta retador, e incluso lleno de sombras en el horizonte. Por último, para quienes presentan su nombre a los próximos escrutinios: no adelantar sus campañas sobre el desprestigio de los contrincantes, que son solo eso, y no enemigos. Y también, que sus campañas deberán de ser éticas en sus propuestas, en sus estrategias y en su financiación. Y de ello los votantes deben tener claridad. Cualquier asomo de interés personal, material, económico, incluso sólo partidista, donde quede de lado el bien común, será camino de continuos desencantos y decepciones, y permanentes divisiones. La división, como estrategia de gobierno, será el mejor escenario para un mal gobernante, que de ello saca partido, por aquello de «divide y reinarás». Desde la Diócesis de Cartago, sus comunidades parroquiales, sus ministros, sus laicos comprometidos y todos los fieles, acompáñanos con la oración este tiempo de discernimiento, y también a todos los candidatos a la gobernación, a las alcaldías, a la asamblea y a los concejos municipales, para que tengamos los gobernantes que esta rica región del Norte del Valle y del país, se merecen. Con mi paternal bendición Firmado César A. Balbín Tamayo Obispo de CartagoSlide Principal
Octubre, mes del Santo Rosario
Que este mes de octubre podamos sacar unos minutos para meditar el Evangelio a través del Santo Rosario. Veneremos y demostrémosle a la Santísima Virgen María cuánto la amamos. Ojalá recemos acompañados de la familia, amigos y hermanos en la fe
Un día para Dios, yo diezmo
El diezmo debe entenderse según el espíritu evangélico de una entrega de corazón por amor para ayudar a la Iglesia en sus necesidades
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Octubre, mes de las Misiones
«Corazones ardientes, pies en camino» Es el lema para este mes de las Misiones de la Iglesia. Aquí las palabras del señor Obispo de Cartago
Nuevo Cardenal para la Iglesia en Colombia
El Excelentísimo monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo metropolitano de Bogotá, y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, fue llamado por el Santo Padre Francisco a pertenecer al colegio cardenalicio. La Ceremonia se realizará el 30 de septiembre en la ciudad eterna
Biografía:
Monseñor Luis José Rueda Aparicio nació en San Gil (Santander) el 3 de marzo de 1962, en un hogar cristiano conformado por el señor Luis Emilio Rueda Joya (q.e.p.d.) y la señora Socorro Aparicio Mejía (q.e.p.d.). Es el décimo entre once hermanos: Martha, Helí, Gilberto (q.e.p.d.), Gilma, Edilia, Gloria, Ana Luisa, Nelly, Gilberto, Edgar. Estudios Cursó los estudios primarios entre 1969 y 1974, en escuelas de San Gil. Los estudios secundarios los realizó entre 1975 y 1980, en el Colegio Nacional San José de Guanentá Integrado de San Gil, donde obtuvo el título de Bachiller Técnico en Metalistería. Antes de ingresar al Seminario encontró en el trabajo un buen ambiente de formación humana. Laboró con su padre, don Luis Emilio, en construcción. Varios oficios breves entre los que recuerda especialmente su servicio a SEPAS vendiendo el periódico José Antonio, y sus programas deportivos en la Emisora Armonías de San Gil, ocuparon el tiempo en el año 1981. Durante el año 1982 trabajó en la fábrica Cementos Hércules S. A. como operante en el laboratorio, hasta el día de su ingreso al Seminario. El 31 de enero de 1983 inició sus estudios de Filosofía en el Seminario Conciliar San Carlos de San Gil, institución que durante diez años permaneció cerrada y que fue reorganizada por el Obispo de Socorro y San Gil, en aquel tiempo, monseñor Víctor Manuel López Forero. Los estudios de Teología los adelantó en el Seminario Arquidiocesano de Bucaramanga, desde 1986 hasta 1989. Realizó estudios de especialización (septiembre de 1992 a julio de 1994) en la Academia Alfonsiana de Roma, donde obtuvo el título de Licenciado en Teología Moral. Órdenes Recibió las Sagradas Órdenes de manos de su Obispo, monseñor Jorge Leonardo Gómez Serna, O.P., en la Catedral de San Gil; el diaconado el 23 de noviembre de 1988 y el presbiterado el 23 de noviembre de 1989. Celebró su primera Eucaristía en el templo de su parroquia natal, María Auxiliadora de San Gil, el 24 de noviembre de 1989. Servicios en la diócesis de Socorro y San Gil Párroco de Albania (hoy diócesis de Vélez) de enero de 1990 hasta enero de 1992. Párroco de Curití, de enero de 1992 hasta agosto del mismo año, cuando fue enviado a Roma para realizar sus estudios de especialización. A su regreso de Roma fue nombrado formador del Seminario, desde agosto de 1994 hasta enero del 2000. Los dos últimos años de ese servicio los vivió también como párroco de Pinchote (enero de 1999 hasta enero de 2001), donde había iniciado la experiencia de Año Propedéutico de los seminaristas con énfasis en la inserción en parroquia. Vicario parroquial de Mogotes de enero de 2001 hasta enero de 2003. El Arzobispo Emérito de Manizales, monseñor José de Jesús Pimiento Rodríguez, en su condición de administrador apostólico de la diócesis de Socorro y San Gil, lo nombró párroco de Barichara en enero de 2003; allí permaneció hasta enero de 2004. El obispo de Socorro y San Gil, monseñor Ismael Rueda Sierra, lo nombró Vicario de Pastoral y Vicario Episcopal de San Gil, desde enero de 2004 hasta el año 2009, cuando monseñor Ismael fue nombrado arzobispo de Bucaramanga. El Arzobispo Emérito de Bucaramanga, monseñor Víctor Manuel López Forero, en su condición de administrador apostólico de Socorro y San Gil, lo ratificó en sus cargos y, además, le confió temporalmente, el servicio de subdirector de SEPAS y rector del IDEAR. El Obispo de Socorro y San Gil, monseñor Carlos Germán Mesa Ruiz lo nombró Vicario de Pastoral y Vicario Episcopal de San Gil, en mayo de 2010, servicio que prestó hasta marzo de 2012. Episcopado El 2 de febrero de 2012, Su Santidad Benedicto XVI lo nombró obispo de Montelíbano (Córdoba). Recibió la Ordenación Episcopal en la Catedral de San Gil, el 14 de abril de 2012 y tomó posesión canónica de la diócesis de Montelíbano el 28 de abril de 2012. El 19 de mayo de 2018, Su Santidad Francisco lo nombró arzobispo de Popayán (Cauca); la posesión canónica se efectuó el 7 de julio de 2018. El 29 de junio de 2018, en Roma, en el marco de la celebración de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, recibió de manos del papa Francisco el Palio Arzobispal, distintivo de los arzobispos. El 25 de abril de 2020, Su Santidad Francisco lo nombró arzobispo metropolitano de Bogotá, tomando posesión el 11 de junio del mismo año. Desde el 13 de mayo de 2021 hasta el 25 de junio de 2022, fue Administrador Apostólico de la Diócesis de Soacha (Cundinamarca). El 6 de julio de 2021 fue elegido como Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia para el trienio 2021-2024. El Papa Francisco, en el consistorio del 30 de septiembre de 2023 creó cardenal a nuestro querido monseñor